jueves, 20 de marzo de 2014

EL LENGUAJE DEL "ABANICO".



ESTA DELICADA Y FINA COSTUMBRE VENIDA PROBABLEMENTE DE FRANCIA, EN LA ÉPOCA DEL LLAMADO 'PORFIRIATO' DONDE EL ESTILO DE ROPA, DE FINCAS Y HASTA DE COSTUMBRES EN GENERAL PREDOMINARON EN PARTE POR EL GUSTO REFINADO DE LA ESPOSA DEL SR. PRESIDENTE, GRAL. PORFIRIO DIAZ, DÑA. CARMELITA ROMERO RUBIO, QUE COMO MUCHOS DICEN DESDE A ÉL LO CAMBIÓ DE TODO A TODO, ENORMEMENTE... 





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El abanico, además de haberse convertido en un elemento indispensable en la indumentaria chic de una época, se constituye en un instrumento de ideal comunicación en un momento en el que la libertad de expresión de las mujeres estaba totalmente restringida en la familia.
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Cuando las Damas del siglo XIX y principios del XX iban a los bailes, todas ellas eran acompañadas por su madre o por una señora o señorita de compañía, con el fin de que éstas velasen por su buen comportamiento.
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Las señoritas de compañía eran muy celosas en el desempeño de la labor que se les encomendaba, por lo que las jóvenes tuvieron que ingeniarse e inventarse un medio que les permitiera poder comunicarse con sus pretendientes y sobre todo, pasar desapercibidas.
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Ese objeto, discreto, fino y elegante, se convirtió en un auténtico parapeto de todo un repertorio que iba desde las sonrisas más ingenuas, hasta la más auténtica y franca declaración de amor entre los enamorados.
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Existían diferentes clases de lenguajes del 'abanico', pero todos ellos utilizaban como regla común la colocación del objeto en cuatro direcciones, y con cinco posiciones distintas en cada una de las cuatro.
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Con ese sistema se iban representando las letras del alfabeto.  Pero además de esa regla general, había ciertos gestos con claros significados ya conocidos casi por todo el mundo, como pueden ser: 
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Sostener el abanico con la mano derecha delante del rostro: que siempre quería decir, ¡ sígame !
Sostenerlo con la mano izquierda delante del rostro: busco conocerlo.
Mantenerlo en la oreja izquierda: quiero que me deje en paz, por favor...
Dejarlo deslizar sobre la frente: has cambiado.
Mover el mismo con la mano izquierda: cuidado, nos observan.
Cambiarlo a la mano derecha: eres un osado.
Arrojarlo con la mano: te odio, vete de mi lado...
Moverlo con la mano derecha: lo siento, quiero a otro.  Dejarlo deslizar sobre la mejilla: ¡ Te quiero..!
Presentarlo cerrado:  Dime, ¿acaso me quieres?
Dejarlo deslizar sobre los ojos: ¡ Vete, por favor..!
Tocar con el dedo el borde: quiero hablar contigo.
Apoyarlo sobre la mejilla derecha: ¡¡ Sí..!!
Apoyarlo sobre la mejilla izquierda:  ¡¡ No..!!
Abrirlo y cerrarlo algunas veces: eres cruel conmigo.
Dejarlo colgando:  De mi parte, seguiremos siendo amigos.
Abanicarse despacio: estoy casada, lo siento...
Abanicarse de prisa: estoy ya comprometida.
Apoyar el abanico en los labios: bésame, lo deseo...
Abrirlo despacio: espera un poco más de tiempo.
Abrirlo con la mano zurda: ven y habla conmigo luego.
Golpearlo, cerrado, sobre la mano izquierda: Quiero que me escribas tu.
Semi cerrarlo en la derecha y sobre la izquierda: no, no puedo por ahora...   Abierto, tapando la boca: estoy sola.

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"Como verán, todo esto era bastante difícil de dominar, pero los milagros no tienen ninguna explicación, y suceden para quienes suelen creer en ellos."
Esto lo agrego yo, de mi cosecha, pero no es dogma de fe, y si quieren pueden omitirlo o dejarlo a un lado.
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Su amigo de siempre; Alf, el tapatío y sus cosas de tiempos pasados que no volverán, pero que dejaron huella.  Saludos.