miércoles, 11 de febrero de 2009

* CORTEJOS, NOVIAZGOS Y BODAS DE ANTAÑO *









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Antiguamente la vida era otra... menos agitada, sin precipitaciones como las que ahora imperan. La educación enseñada en casa, en los Colegios, o en las clases de Religión impartidas por monjitas, todo amor y ternura, marcaban la pauta de detalles que ahora suenan afectados. Que si el caminar por la acera en la parte del arroyo para dejar el paso más seguro a las damas y personas mayores; que si el hacer una reverencia al saludar y en muchos casos besar la mano a la otra persona; que si santiguarse al pasar frente a un Templo; que si hincar las dos rodillas donde quiera que se hallasen, al filo de la “hora del Ángelus”; que si guardar el cigarrillo que se estaba uno fumando donde pudiera si de repente se encontrara de frente al papá, a la mamá, al profesor o alguna Autoridad, aunque fuese de confianza, ocasionando el que se agujerasen los bolsillo del saco o del pantalón con la brasa encendida de aquel prohibido pitillo...
Cómo eran graciosos aquellos detalles del cortejo inicial, cuando ellos enviaban por escrito, en un papel doblado en forma de corazón, algún recadillo pidiendo cita o una tierna mirada a la siguiente vuelta de la serenata, acompañado de un botón de rosa o sus rojos pétalos disecados entre las viejas hojas de un libro de poesía; o quizás una humilde violeta o un pensamiento...
Las dificultades para conocerse, verse más seguido o poder tratarse, eran muchas e infranqueables...
La salida de Misa era la hora mas propicia para que los chavales vieran a las chicas ‘en edad de merecer’, ya que de seguro los mayores estaban absortos en sus oraciones y el santo recogimiento de la diaria Comunión... o se hacían disimulados quizá, al recordar los mismos trabajos que afrontaron tiempo atrás, pero eso sí, sin aceptarlo explícitamente, por aquello del 'buen nombre' de la familia.
Las clases de Doctrina sabatinas, eran el pretexto esgrimido por las chicas que se inscribían como ayudantes de las Religiosas; así, allí mismo en la Sacristía, platicaban un ratito con el pretendiente que por su parte se había ofrecido a llevar al sobrino al repaso del Catecismo, o bien, lo veían a la salida, de preferencia en el trayecto de la Sacristía a su domicilio, en que según el poco o mucho valor de la novia y el galán, se podían arriesgar a entrar en alguna nevería, o detenerse bajo la sombra de un frondoso árbol a platicar un ratito, aunque sin quedar a salvo de las beatas y de los chismosos, que hasta propina pedían para callar la 'comidilla del día'.
Si se daban circunstancias a favor; recomendaciones de un Párroco conocido, lazos familiares y en muchas ocasiones conveniencias económicas o quizás fusión de interesantes herencias, venía más fácil el permiso oficial y el esperado noviazgo, siempre de “mano sudada”, de dulces sueños expresados en las más rebuscadas o ramplonas frasecitas y las tiernas miradas de la pareja, con lánguidos ojitos como de ‘borrego a medio morir’... un ágil parpadeo y franca sonrisa, que complementaban aquel rebuscado y notable coqueteo entre ambos adolescentes.
Eran tan escrupulosos algunos novios entonces, que se acostaban a dormir con protectores de tela, tipo antifaz, para que el bigote se acomodase mejor y con una redecilla sobre el cabello con vaselina en caso de tenerlo rebelde y lacio. Por si se les hace extraño. les recuerdo que el baño diario no se acostumbraba ya que no había suficiente agua, ni era del agrado de mucha gente de entonces.
No había regla formal ni sobreentendida respecto a si los noviazgos deberían de ser de tiempo corto, o como en otras ocasiones, prolongados tantos años que más podrían ya parecer amasiato; pero de lo que me platicaban, me llamaba la atención la ceremonia de la ‘pedida de mano’, que en nuestros días tiene ya menos vigencia que la machista ‘Epístola de Melchor Ocampo’ definiendo el papel en el matrimonio del hombre y la mujer. Ese controvertido tema que habla del rol de los esposos en la unión conyugal.que ¡mejor ni lo toco!, para no opinar con respecto al ‘feminismo moderno' de tan agudas aristas, por la tan llevada y traída ‘Igualdad’ para abolir el ‘machismo’ llevándolo ahora -según mi opinión-, precisamente hasta el otro extremo.
En la ‘pedida de mano’ tomaban parte los novios, padres de ambos involucrados, padrinos honorables previamente escogidos y por lo general, el señor Cura o Párroco del lugar, que debía avalar, al menos de palabra, las buenas intenciones del pretendiente, su respeto, seriedad, su solvencia moral, la económica, tanto actual como a futuro, la buena educación recibida, su honorabilidad a toda prueba, y hasta el verdadero ‘Amor’, así, escrito con mayúsculas y entrecomillado, que se profesasen ¡por toda la vida!.
Se hablaba en la ‘petición de mano’ de los planes a realizar como pareja, de la voluntad de recibir los hijos que Dios mandase, de la dote de la muchacha para aportar a la sociedad conyugal, de todas las propiedades a heredar, de los títulos de nobleza de ambos, de la ceremonia a la altura de dichas estirpes, de los adornos a elaborar para esas fechas, y de las ceremonias al Civil y por la Iglesia detalladas punto por punto.
Termino con la anécdota que vivieron mis papás, inolvidable para mí; recuerdos de su matrimonio en el año 1929, en plena persecusión religiosa en la llamada 'Guerra Cristera'. Cual no sería su sorpresa al estar de lleno metidos en los preparativos para su boda, al ver pasar frente a su casa a una pareja amiga, ambos vestidos de novios de todo a todo; ella de largo velo de tul en el tocado y él de frac... Ambos rotos, sucios, desaliñados y maltratados, siendo llevados por la policía por varias de las calles, en plan de burla y escarnio, a la vista de todo mundo, sobre un desvencijado ‘carretón de la basura’, mismo que hacía a diario la recolección en el mismo vecindario. Ellos dos, en medio de inmundicias y pestilencia, como para que tomasen nota mis papás, en su ya cercana ceremonia nupcial por el rito católico, desde luego.
Pero dicen que el Amor todo lo puede y todo lo vence; 7 días después contrajeron matrimonio tal como lo habían planeado y sin contratiempos... Hubo música, canto sacro, solistas y coros, ceras encendidas al por mayor, Padrinos, Madrinas de arras y ramo, el Ministro revestido con los más lujosos ornamentos, y ellos, mis Padres, felices y enamorados. Mi Madre, como se usaba entonces, de un largo a media pierna, medias blancas y calzado de tacón alto; una extraña o rara cofia con azahares y tul, larga cauda o cola de fino velo de tul y un hermoso ramo natural de camelias blancas y verde follaje; él, mi Padre, muy sobrio y distinguido, de traje de ceremonia.
Terminado todo aquello, cada quién a su casita durante otras dos semanas para poder disimular un poco la Boda eclesiástica y alcanzar a regresar las pertenencias del templo (ya que se casaron en su casa particular), para entonces sí, realizar el último protocolo en el local oficial del Registro Civil y poder salir de la ciudad, por tan solo unos días como lo permitían sus exiguos recursos, en el tan esperado y deseado ‘Viaje de Bodas’, que por cierto, ¡nunca me platicaron a donde fue..!
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Algo de las viejas costumbres de la primera mitad del pasado Siglo XX, que solo quedan en el recuerdo de los ahora "viejos", y de acuerdo a las pláticas de los parientes mayores.
ALF, el 'tapatío', con gran afecto a mis amistades de España, Centro y Sudamérica..

2 comentarios:

Sara dijo...

Hola amigo, me he divertido mucho leyendo tu post. Te voy a visitar con frecuencia. un abrazo.

ALF dijo...

Amiga Sara (ese nombre ya lo sueño, ja, ja, ja), no dejes de ver otros escritos anteriores del 2008 y de Enero de este año... de seguro encontrarás algo que te guste de lo que llamo 'mis tiempos', ya que nací en 1935 hace casi tres cuartos de Siglo.