martes, 10 de marzo de 2009

DE LA LLAMADA "SOPA DE PERRO", platillo con un nombre poco agradable. Su historia.










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* SOPA DE PERRO *.-
El salpicón está íntimamente relacionado, también, con una lista larga de otras comidas singulares que se distinguen no sólo por sus diferentes texturas y sus aromas intensos, sino también porque son marcas de identidades culturales y de una tozuda y a menudo inconsciente, vuelta a los orígenes.
La llamada Sopa de Perro es uno de estos guisos. Su receta es muy simple: Unas dos o tres rebanadas de pan duro cortadas en cuadritos, puestas en un plato hondo; unos dos o tres dientes de ajo machacado; un huevo crudo vertido sobre el pan; agua hirviendo sobre la mezcla, un poco de sal y pimienta.
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Era siempre maravilloso ver cómo se cocía el huevo al contacto con el agua hirviendo mientras las habitaciones se impregnaban de ajo en esas noches de lluvia fría y rabiosa, en las que comíamos bien cerca de la estufa de aserrín instalada a todo vapor en el centro del comedor de diario.
La Sopa de Perro no me gustaba mucho, pero a mi madre y a mi hermana, les encantaba.
La tomaban cada vez que podían con los ojos brillando con la anticipación y el placer del gusto.
No era un hambre de las tripas la que buscaban colmar. Más bien era afirmar un vínculo; buscaban conjurar a la abuela, traerla de vuelta a la mesa con sus alpargatas torcidas y sus vestidos negros y gastados.
Las Sopas de Ajo, las de Perro, las de Migas, las de Puerros (poros), son de esos guisos étnicos que distinguen, unen y separan; establecen semejanzas y diferencias, amistades y algunas veces, desconfianzas.
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Estos guisos, originales de catalanes, leoneses, castellanos, asturianos, riojanos, chilenos, italianos, alemanes, turcos y sefarditas, son prueba y objeto mágico a la vez: Son llave y puerta.
Del lado de la puerta, estos guisos étnicos, dignificados en su paso de campesinos pobres a inmigrantes afortunados, son un rechazo, un enclaustramiento nostálgico y arrogante, que rehúsa ponerse ahí con los otros. Del lado de la llave, la Sopa de Perro busca agradar; se ofrece como un homenaje a la visita, al pariente, al coterráneo, al amigo. La Sopa de Perro se ofrece siempre con una sonrisa cómplice. Las Sopas de Ajo, las de Perro, las de Migas, las de Puerros, se distinguen por sus sabores fuertes y marcados, por las pungencias invasoras de sus aromas, por las asperezas toscas de sus texturas. Cuando se ofrece una de estas sopas a un extraño, siempre flota un aire de expectación y de duda, las miradas se entrecruzan mientras se observa al extraño de reojo.
En seguida se descorchan las botellas y comienzan las celebraciones: el extraño sonrió, al extraño aquel, ¡ le gustó la Sopa ! ¡¡ El extraño es de los nuestros !!.
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Lecturas como estas, nos apasionan a los amantes de la "Gastronomía"... no se a Ustedes...
Con mi mayor afecto de verdad; ALF, el 'tapatío' desde Zapopan, Jal. (México).

1 comentario:

ALF dijo...

Como que el nombrecito, no les gustó... y menos que decoré el escrito con tres canes de mis favoritos.
Este simple platillo, tiene su gracia y no deben dejar de probarlo.
Espero me anoten sus comentarios a los que me tienen acostumbrado, si nó, me voy a traumar. Amigos, quiero que conste...