domingo, 7 de diciembre de 2008

LOS MEXICANOS, CANDIL DE LA CALLE Y OSCURIDAD EN SU CASA...






Mi amada madre, una juiciosa mujer de ascendencia española y zapopana, nacida a fines del siglo XIX, sabia, franca y bastante acostumbrada a expresarse con muchos dichos antiguos, orgullosa decía de ellos: Me encantan, porque contienen grandes verdades al ser –sin duda alguna-, como ‘Evangelios chiquitos’.
Seguido me echaba en cara, aunque cariñosamente: Hijo mío, ‘eres candil de la calle y oscuridad de tu casa’, cuando llevado por la amistad y esa solidaridad que dicen tenemos los nacidos en este eximio país, en forma de un ‘Cuerno de la Abundancia’, del que tristemente hicimos que mucha gente corrupta nos fuese dejando casi solamente con la parte ósea, mientras los frutos maduros y las demás riquezas de todo tipo siguen brotando hacia el otro lado de nuestra frontera, e inundan a raudales los estados sureños de nuestros ‘buenos vecinos’, los 'primos' de los Estados Unidos, colindantes, a quienes no quiero ni debo de restar méritos, pues saben muy bien como explotarlos y manejarlos, para después vendérnoslos ya manufacturados y con marcas registradas, a precio ‘de dólar’ y por si fuera poco esto, ahora hasta nos ganan en el futbol de años atrás...

Desde hace relativamente poco tiempo, muchas personas (como un servidor), nos quedamos con el ‘ojo cuadrado’ al enterarnos a detalle, por los distintos Medios de Comunicación, del viejo barco de nuestra armada que en un larguísimo viaje, nada fácil por cierto, llevó toneladas de ayuda a las víctimas de un terrible tsunami asiático; pero más admirados o extrañados nos quedamos más tarde, al ver que ese mismo transporte llegó a la zona afectada por el ciclón ‘Karina’ en la delta del Mississippi, mientras un importante convoy militar, igualmente mexicano, atravesó la frontera de Laredo, Texas, llevando insumos, plantas potabilizadoras de agua, de luz, y una súper cocina ambulante que a buen cargo de personal de nuestro H. Ejército Nacional proporcionó ayuda a muchos afro-americanos afectados en forma severa, que en forma oportuna fueron rescatados de la devastadora inundación y trasladados a regiones vecinas más seguras en su rico país.

¡ Qué gran labor, merecedora de nuestro aplauso !, pero... -el ‘pero’ que nunca falta, ese pero que lastima y molesta-, al enterarnos que nuestros hermanos, muchos vecinos michoacanos de colonias en Morelia y Aguililla, no fueron prioritariamente atendidos, -como debiera de ser-, siendo todos ellos víctimas también y más cercanas de muy lamentables inundaciones, desde luego menos graves, pero que afectan seriamente el pobre patrimonio de ese buen número de compatriotas, que uniendo sus voces, gritos y seguramente tristes exclamaciones y llantos, a otros igualmente queridos veracruzanos, chiapanecos y de otras zonas afectadas por meteoros, con toda justa razón imprecarán, mostrando en brazos en alto a sus niños, mujeres y ancianos desamparados, o lo peor, alzando sus machetes en forma agresiva...
¡ Oigan, hermanos !, ¡ auxilio !, gobierno, instituciones, compatriotas todos, ¡ aquí estamos solos y tenemos hambre y sed..!

¡ No sean –por lo que más quieran-,
‘candil de la calle y oscuridad de su casa’..!

2 comentarios:

jacogo dijo...

Pero ya sabes, amigo Alfonso, que "nadie es profeta en su tierra".
Un abrazo
jacogo

ALF dijo...

Agradezco en el alma a Lolis (de Almería) y a Juan (de Valladolid) sus valiosos comentarios.
Trataré de publicar aquí solo artículos o escritos de interés notable, para no quitarles su tiempo que es importante. ALF - el "tapatío"