jueves, 18 de diciembre de 2008

REFLEXIONES PARA ESTA "NAVIDAD". (ALF el Tapatío)

Ningún tiempo tan esperado por los niños pequeños y las nenas, como el de la blanca *Navidad*... Los jóvenes igualmente lo aguardan con ilusiones, y aún los viejos -en ratos dominados por la nostalgia-, anhelamos su llegada.
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En mi país nos hemos acostumbrado a asociar la *Navidad* con estampas invernales; y aunque nuestro templado y acogedor clima nos permite algunas veces recibirla en ropa ligera, otros años se impone el uso de afelpadas chamarras, gorras, pasamontañas, bufandas y guantes tejidos o de piel, mientras en latitudes del sur esperan dichas fiestas en sus soleadas playas, balnearios, albercas y aún en bañadores, situación que a muchos de nosotros –tan tradicionales por cierto- no se nos antojaría.
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Aunque históricamente se sabe que la fecha más probable del nacimiento de 'Jesucristo' no corresponde al mes de Diciembre, la fuerza de la costumbre se ha impuesto, y así la aceptamos gustosos, sabiendo que escogió ‘JESÚS’, Señor de los Tiempos, el más oportuno para venir a este Mundo, después de tantos siglos transcurridos desde aquel ‘pecado original’ de nuestros primeros Padres, y porque habiendo de llegar y padecer entre los hombres, Él, supremo creador de el Cielo y la Tierra, vio conveniente que todas las criaturas testificasen su excelencia y su grandeza, en éste o cualquier otro tiempo.
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En aquellos remotos tiempos de santa Paz e increíbles prodigios, vino el ‘Salvador del Mundo’ como Maestro, para enseñarnos a saber entender los gustos y deleites de la tierra, abrazarnos con la aspereza y mortificación de la carne, escogiendo para nacer un tiempo de frío riguroso, en el cual, habiendo llegado su Santísima Madre, María, acompañada de su dulce esposo José, a Belén, tras las incomodidades del extremoso clima y el largo e intrincado camino, sin hallar albergue ni mesón en donde llegar, tuvieron que retirarse a un triste establo en las afueras del poblado, en donde solamente los peregrinos más pobres y algunos muy humildes pastores se acogían en casos de verdadera necesidad.
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¡Qué bello ejemplo de amor y humildad de 'Jesucristo', el Rey de Reyes..! Gran lección que debemos entender para acercarnos más en ocasión tan especial al legado del dulcísimo Amor que nos dejó desde su nacimiento, y finalizó con la suprema Redención de la raza humana con su posterior y cruel sacrificio de su Santa Pasión y Muerte en la cruz, siempre, siempre unido a su Santísima Madre... ¡MARÍA!
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Reciban todos Ustedes, amigos, conocidos y compañeros, en forma anticipada, mis mejores deseos en esta próxima *Navidad*, y siempre...
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Con el sincero aprecio de su amigo, Alf, el "tapatío". XII-2008.

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