YA MUY PRONTO SERÁ "SEMANA SANTA" Y TERMINA LA 'CUARESMA' DE LOS CATÓLICOS.

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No cabe duda que si algo hay cambiante, es el clima (y el 'amor' en las mujeres je, je), pero si éste a veces es notable, lo que pasa con lo que hoy llamamos ‘nuestros tiempos’, ¡ es mucho más..!

Un día como el ya cercano 3 de Abril, pero mucho antes, allá, en años pasados, correspondería al solemne ‘Viernes de Dolores’ dedicado a recordar los sufrimientos de la Sma. Virgen María ante la cruenta pasión de Jesucristo, su único y tan amado hijo; conmemoración que la Santa Iglesia cambió a otro día, a mediados de Sepbre., aunque como seguramente se podrá observar, entre muchísima de la gente del pueblo aún es difícil el aceptarla del todo, al estar una fecha así de conocida y sonada, muy fuertemente arraigada en la tradiciones y costumbres de tantas y tantas generaciones anteriores.
En mi caso, por ejemplo, ¡ como olvidar los festejos en mi casa paterna por el onomástico de mi querida tía ‘Nona’ !, quién llevaba precisamente el bello nombre de María de los Dolores. Fecha en que era costumbre el tener múltiples visitas a comer entre sus jefes y compañeros de trabajo del entonces único local de las conocidas ‘Fábricas de Francia’.

Ocasión ésta en que mi madre, se lucía cocinando algunos de sus más ricos platillos, y que tenía de complemento el acostumbrado obsequio de los asistentes de la sin par ‘capirotada fina de picón’, más unas enormes jarras de ‘clericot’, o de ‘sangría’ de vino tinto con fresca fruta picada, y otros exquisitos bocadillos de 'alta cocina', destacando entre estos un exquisito guiso de un 'bacalao' de importación.

Se servían algunos tragos de licor antes de pasar a la bien servida mesa que en tal fecha, especialmente, se veía desbordada como nunca de sonrientes comensales.

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En otro orden de ideas, cómo olvidar aquellos majestuosos altares o ‘Incendios de Dolores’, que en familia se ponían con gran fervor en la sala principal, teniendo la triste pero a la vez dulce imagen de la Virgen Dolorosa como centro de los mismos, mientras se abrían de par en par las ventanas o balcones a los transeúntes, igual que los corazones amistosos de todos los habitantes de la casa, todos dispuestos a ofrecer ‘el llanto o lágrimas de la Virgen’, forma como se le llamaba o bien, a un refrescante vaso de agua de frutas, una copita de ponche de granada hecho en casa o algún otro refrigerio a quienes pasasen un rato, haciendo una pausa en su camino para mirujear el arte volcado en el dichoso altarcito de papel picado a la mexicana, macetitas de linaza, chía o cebada germinadas en la oscuridad, a fin de obtener un pálido color muy especial como significando amargura.

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No fue esta la única costumbre que debimos adaptar a los cambios del actual culto; igual está la ‘Visita a las siete casas’ o a los 7 templos, antes circunscrita solo a la tarde del Jueves Santo, y hoy extendida a todo el día del Viernes Santo, con la costumbre tan nuestra de realizar mientras tanto la compra e ingesta de las más sabrosas empanadas, aunque casi siempre respetando el ayuno de ese último día dentro de la Cuaresma, de los pocos que siguen vigentes y obligan a todos aquellos que estén en edad adulta y no hayan rebasado el límite de la llamada ‘Tercera Edad’, como éste su viejo amigo.

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Gratos recuerdos de ALF, el 'tapatío' que por fortuna aun tiene la mente fresca y no acusa síntomas del Alzheimer, je, je, je.