LA ANTIGUA *FIESTA DE SAN JUAN* EN EL 'AGUA AZUL', Y LA ROMERÍA A SN. PEDRO TLAQUEPAQUE.

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Para un enorme número de 'tapatíos', muchísimos jaliscienses de todo el Estado y algo del turismo nacional y extranjero, el ‘mero’ día de San Juan, -el 24 de Junio-, como dice la popular y conocida canción, en todo ese bello Parque y en el ese tiempo soñador lago del ‘Agua Azul’ y sus albercas contiguas, casi a las orillas de la ciudad por el lado Sur, había una rumbosa fiesta, con puestos de vendimias por doquier, tantoa a la entrada y entre sus prados, como en sus glorietas y arbolados corredores.
Recibía dicho lugar a todos los visitantes que en ése día iban allí a divertirse, a comer tamales, atole blanco o champurrado, ricas y frescas lechugas adornadas con claveles, pensamientos o violetas y unas dulces rebanadas de piña con canela en polvo, o pepinos criollos y jícamas de agua ya preparados, aguas frescas y raspados, ‘duro’ de puerco o de harina con salsa picante, y mil ‘gusgueras’ más, tan propias de los muy glotones jaliscienses que en ese día hacían los grandes honores a su bien ganada fama.

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En los prados y en aquel encantador islote del límpido lago de agua naciente, se tomaban cómicas fotografías; unas simulando ir a caballo, con vestimentas de charros y chinas poblanas; o bien, en avión, de cachucha y grandes ‘googles’, y el colmo, hasta regordetes o flacos personajes en eventos nupciales con escenografías teatrales de vil cartón pintado y curiosas donas.
La bella isla, a la que se podía llegar por lancha o por un romántico puentecito que la unía con los jardines, tenía su pista de baile de gran ambiente en determinados días, con servicio de venta de refrescos y sobre todo, surtida y económica cantina.
Los bailes eran amenizados con las orquestas de moda, tan notables como la del “Flaco” Oliver, Manuel Gil, Nacho Pérez, Humberto Canchola, el ‘Chamaco’ Guerrero y los comienzos del más tarde tan conocido Enrique Reyes, así como algunas danzoneras. Llegó a tocar hasta el después tan popular Venustiano 'Venus' Rey, antes de irse a la capital como líder sindical del importante gremio de los músicos.

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Era la fiesta considerada entre la gente del campo como el establecimiento definitivo del ‘tiempo de aguas o de lluvias’, --cada año iniciadas con aguaceros en Mayo--, y formalmente el día 13 de Junio fiesta de Sn. Antonio de Padua, por lo que acostumbrábamos en plan de vagancia, la muchachada de entonces, salir a mojar a todo mundo a baldazos o a chorros de manguera, como presagio y deseos de un buen temporal. Por ése único día, no se nos reprendía ni reprimía por ello, como en las ocasiones normales, aparte, por allí abundaba el agua, zarca o cristalina como en otros muchos rumbos de nuestra aún no tan grande ciudad.

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De los más afamados paseos de antes, estaba también la 'Romería' anual desde la hoy Plaza de la Bandera --la antigua “garita” de San Pedro Tlaquepaque--, hasta dicha población cada día 29 de Junio, festividad religiosa del santo patrono, Sn. Pedro apóstol, en que muchísimas personas hacíamos aquel recorrido a pie, a caballo, en burro, mulas, calandrias o carretas arregladas, pero sobre todo en las populares bicicletas artísticamente arregladas, con banderitas, ramos de flores, rehiletes y serpentinas en un ya tradicional ‘combate de flores’.

Por lo general se iba en pareja, en grupitos de jóvenes, de chicas, o bien, todos revueltos.

La gran mayoría de ellas, vestidas con trajes típicos, de rebozo y negras trenzas adornadas con moños y listones multicolores; rojos y redondos ‘chapetes’ y labios en carmín, aún delineados en forma de llamativo corazoncito, estilo por cierto que dejó de usarse hace ya un buen tiempo.
Los apuestos galanes de entonces, crecían el ya gran ambiente festivo, regalando a las coquetas chamacas, botones de flores --rosas, claveles, gardenias, dalias o nardos--, y pequeños ramitos o ‘corsages’ de pensamientos, flores de azahar o violetas; y si no se podía más, hasta del súper oloroso y amarillo ‘cempalsúchitl’ de las ofrendas de muertos.
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En aquel llamado ‘combate’, se arrojaban grandes cantidades de serpentinas y de confeti, sin faltar aquello de romper sobre las cabezas de las agraciadas chicas, cascarones de huevo pintados de colores y rellenos de papelillos, acompañado todo esto entre piropos amables o picarescos al gusto de cada quién, así como las carreras en cabalgaduras de quienes se podían lucir como buenos jinetes experimentados o al menos, aceptables.
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Estas costumbres se fueron perdiendo al paso de los años, aunque aún quedan algunas de ellas en grupos menores de jóvenes tapatíos en determinados 'barrios'.

Según se está anunciando, el actual H. Ayuntamiento incrementará este año dichos festejos y además se harán otros de tipo Artístico y Cultural, para compensar en algo los daños que ocasionó todo aquello que se tuvo que frenar ante los brotes de la ‘Influenza Humana’ que llegó hace muy poco tiempo.

Deseamos de todo corazón que esta inicativa tenga el éxito que se espera, y que se reanuden algunas de estas bellas manifestaciones de gusto e ingenio del pueblo, que se habían ido perdiendo.

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Espero que con estas narrativas, mis amistades y nuevos conocidos de tierras lejanas, nos conozcan un poco mejor y se animen a venir a estas pródigas tierras que siempre los esperan con todo el cariño de los que las habitamos desde hace muchísimos años.

Afectuosamente; ALF, el 'tapatío' que casi se lleva la primera mojada el pasado viernes al salir de la emisora de Radio. Parece que el temporal, será nuevamente abundante y favorecedor.