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A todos aquellos “Gorditos”, como tantos, ¡ como yo..!
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No siempre tienen razón los ‘Dietistas’; el metabolismo algunas veces no funciona correcto e igual en todas las personas. Siempre habrá seres delgados y otros gorditos, estemos o no a la moda, y es generalizada la idea que éstos últimos… ¡ somos más felices y gozamos de un mejor humor !
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Todos, seamos gordos, medianos o flacos, tenemos un lugar predestinado, e igual tenemos sueños, derecho a realizarlos, y alguien, -en algún lugar-, suspira, espera y desea ser aceptado, amado y comprendido. Igual que “el hábito no hace al monje”, el peso, medidas y la apariencia general, no hacen la condición humana.
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Entonces, por qué aceptar la tiranía de patronos y modas impuestas. Por qué sufrir si, bien por contextura, bien por problemas hormonales o tan simple como por el “irrefrenable placer de comer". Usted y yo no somos ni por asomo, unas de esas figuras aladas, gráciles, casi etéreas. Esas figuras de pasarela, de revista de modas o de sueño abrigado.
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No debemos nunca de negar los peligros reales que a la salud ocasiona el sobrepeso, pero tampoco, por ello, vamos a fomentar en nosotros o en aquellos que lo poseen, serios complejos, minusvalía y mucho menos negaremos el derecho de todas esas personas, -ya sean hombres o mujeres-, a sentirse aceptables, coquetas, seductoras… amables.
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Tengamos siempre presente este corto fragmento tomado de una de las “Catilinarias” de Arturo Dávila, misma que lleva por título: ¡ Qué felices son los “Gordos”..!
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No siempre tienen razón los ‘Dietistas’; el metabolismo algunas veces no funciona correcto e igual en todas las personas. Siempre habrá seres delgados y otros gorditos, estemos o no a la moda, y es generalizada la idea que éstos últimos… ¡ somos más felices y gozamos de un mejor humor !
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Todos, seamos gordos, medianos o flacos, tenemos un lugar predestinado, e igual tenemos sueños, derecho a realizarlos, y alguien, -en algún lugar-, suspira, espera y desea ser aceptado, amado y comprendido. Igual que “el hábito no hace al monje”, el peso, medidas y la apariencia general, no hacen la condición humana.
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Entonces, por qué aceptar la tiranía de patronos y modas impuestas. Por qué sufrir si, bien por contextura, bien por problemas hormonales o tan simple como por el “irrefrenable placer de comer". Usted y yo no somos ni por asomo, unas de esas figuras aladas, gráciles, casi etéreas. Esas figuras de pasarela, de revista de modas o de sueño abrigado.
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No debemos nunca de negar los peligros reales que a la salud ocasiona el sobrepeso, pero tampoco, por ello, vamos a fomentar en nosotros o en aquellos que lo poseen, serios complejos, minusvalía y mucho menos negaremos el derecho de todas esas personas, -ya sean hombres o mujeres-, a sentirse aceptables, coquetas, seductoras… amables.
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Tengamos siempre presente este corto fragmento tomado de una de las “Catilinarias” de Arturo Dávila, misma que lleva por título: ¡ Qué felices son los “Gordos”..!
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¡ Qué felices son los "Gordos" !
¡ Qué felices son los "Gordos" !
- - - - -
Cuando bajo la mirada de un sol rubicundo se deleitan comiendo una ‘hamburguesa’
O despachando una docena de ‘tacos’, ¡ qué alegría !, ¡ qué hermosura !
El buen Botero lo ha dejado constatado.
Sancho Panza les da su bendición desde el umbral de los siglos…
El mismísimo Buda, sonríe ante sus excesos. ¡ Qué felices son los “gordos” !
- - - - -
Pero a veces, la vida los humilla y se elevan por los cielos como globos;
Y se desinflan, y se pierden… y llegan a la estratosfera donde gimen y explotan.
Y regresan a la Tierra… delgados, irreconocibles, apenados…
- - - - -
Pero poco a poco, a mordidas de nostalgia,
Buscan y encuentran de nuevo su peso;
La “gordura” extraviada y extendida en las praderas de la Tierra.
Cuando bajo la mirada de un sol rubicundo se deleitan comiendo una ‘hamburguesa’
O despachando una docena de ‘tacos’, ¡ qué alegría !, ¡ qué hermosura !
El buen Botero lo ha dejado constatado.
Sancho Panza les da su bendición desde el umbral de los siglos…
El mismísimo Buda, sonríe ante sus excesos. ¡ Qué felices son los “gordos” !
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Pero a veces, la vida los humilla y se elevan por los cielos como globos;
Y se desinflan, y se pierden… y llegan a la estratosfera donde gimen y explotan.
Y regresan a la Tierra… delgados, irreconocibles, apenados…
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Pero poco a poco, a mordidas de nostalgia,
Buscan y encuentran de nuevo su peso;
La “gordura” extraviada y extendida en las praderas de la Tierra.
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ALF, el 'tapatío' se los dedica a todos aquellos, a los que les quede el saco.
1 comentario:
Lola... estoy esperando que me digas algo al respecto.
Aunque he bajado más de 37 Kgs. de cuando nos empezamos a tratar, sigo siendo 'gordito' (así, con mucho cariño) y así, de seguro, me he de morir.
T.Q.M. y ta mando besos y apapachos. Saludos y mis respetos para toda la familia, mascota incluída. ALF.
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