martes, 8 de diciembre de 2009

HISTORIA DE LA VIRGEN DE "GUADALUPE", REINA DE MÉXICO Y EMPERATRIZ DE AMÉRICA.











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La Sma. Virgen de Guadalupe es muy importante para la fe de los mexicanos, pues en ella nuestra Madre del Cielo manifestó claramente su amor de predilección por este pueblo, dejando un hermoso mensaje lleno de ternura y dejando su imagen grabada en un ayate como muestra de su amor.

En el Nican Mopohua se puede encontrar la historia completa de las apariciones de la Virgen de Guadalupe; aquí presentamos un resumen de la misma: Hace muchos años, los indios que vivían en el valle de México, no conocían a Jesús. Ellos tenían muchos dioses y eran ante todo, guerreros. Los misioneros eran sacerdotes que vinieron de España y que poco a poco fueron evangelizando a los indios. Les enseñaron a conocer, amar e imitar a Jesús en la religión católica y los bautizaron.

Entre los pronto catequizados había un indio muy sencillo llamado Juan Diego – ahora canonizado - quien iba todos los sábados a aprender la religión de Cristo y a Misa al pueblo de Tlatelolco. El sábado 9 de Diciembre de 1531, cuando Juan Diego pasaba por el cerro del Tepeyac para llegar a Tlatelolco, escuchó el canto de muchos pájaros y una voz que le decía: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?". Al voltear Juan Diego vio una Señora muy hermosa. La misma le dijo: "Yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios. He venido hasta aquí para decirte que quiero que se me construya un templo aquí, para mostrar y dar mi amor y auxilio a todos ustedes".

La Virgen le dijo al indito que fuera a ver al Obispo y le contara lo que Ella le había dicho. Juan Diego salió de la casa del Obispo muy triste porque este no le creyó. Entonces fue al cerro del Tepeyac a pedirle a la Virgen que mejor mandara a un hombre más importante porque a él no le creían. Entonces la Señora le dijo a Juan Diego que volviera el domingo a la casa del Obispo. Esta vez, el señor Obispo le dijo que le trajera una señal, una prueba de que la tal Señora en verdad era la Virgen María. Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac, pues su tío Bernardino se puso muy enfermo y salió por un médico. Fue hasta el martes, cuando al pasar por el cerro para ir por un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció de nuevo la Virgen y le dijo: "Juanito, Juan Dieguito; ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿Por qué te preocupas?”. Después, le hizo saber que su tío estaba curado y le pidió que subiera a la punta del cerro a cortar unas rosas y las guardara en su ayate.

Juan Diego se sorprendió de aquella orden, pues era invierno y no era tiempo de rosas. Sin embargo, obedeció y encontró las rosas tal como la Virgen le había dicho. Se las llevó y Ella le dijo: "Hijo mío, el más pequeño, estas rosas serán la prueba que llevarás al obispo". Juan Diego fue de nuevo a ver al Obispo y le dijo que la Virgen le había mandado la prueba de que Ella era realmente la Virgen. Al soltar el ayate, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la burda tela la preciosa imagen de la Virgen de Guadalupe.

Fue entonces cuando el Obispo en verdad creyó todo. El ayate permaneció en la capilla del Obispo Fray Juan de Zumárraga. El 26 de diciembre de 1531 lo trasladaron a una ermita al pie del Tepeyac, construida especialmente para ello.-----

ALF, el 'tapatío' en homenaje a la Sma. Virgen de Guadalupe, a solo unos cuantos días de su gran fiesta. Con afecto, para mis parientes y amistades.

2 comentarios:

Elena dijo...

Amigo Alf: Muy buena historia, me parece que ya es muy conocida por los mexicanos, pero a través de tus contactos pasara a otras naciones y los jóvenes no olviden nuestras tradiciones, felicidades...Male

ALF dijo...

Gracias a Ti, por estar pendiente de lo que subo a la Red.
Te mando todo mi cariño, con besos y apapachos.